jueves, 8 de noviembre de 2012


"Primero hay que acordarse de los más débiles"

AUDICION DE JOSE MUJICA-8-11-2012

"Ayudar a los más débiles está cuestionado por gente de la oposición (...) que mira la pobreza desde una vidriera", aseguró José Mujica, tras anunciar que el gobierno seguirá insistiendo en el gasto social porque "no somos una sociedad de perros rabiosos peleando por el hueso, somos humanidad y nos tenemos que preocupar por los más débiles".
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El presidente José Mujica dedicó su audición radial en M24 a defender el gasto del gobierno en políticas sociales para los que menos tienen, incluso sabiendo que hay aspectos "por mejorar" y que hay que exigir más contrapartidas.
El presidente criticó que vivamos anclados en el hoy, olvidando el pasado, y llamó a recordar los cambios que se han producido en el país en la última década gracias a la política de redistribución.
Comenzó criticando a aquellos productores rurales que se olvidan de las penurias sufridas tiempo atrás y que hoy "están viviendo todo lo inverso a lo que padecieron". "Tienen vicisitudes con el tiempo, etcétera, pero es evidente que todo vale, empezando por la tierra. y lo que ha pasado no es obra del espíritu santo, no es sólo la consecuencia de buenos precios, que tienen su importancia, claro. Pero hay mucho más, como políticas que favorecen a la inversión, reglas sólidas, una lucha constante por abrir un mercado, respeto a las libertades fundamentales, políticas que tratan de contribuir a suturar las enormes diferencias que hay en nuestra sociedad", dijo.
"Pero es obvio que estos nunca lo reconocerán", señaló sin embargo, incluyendo en ese grupo a "mucha gente importante, gente que se ha beneficiado positivamente de esas políticas, que ha recogido beneficios de esas políticas".
La herencia del 2001
"Nos olvidamos que cientos de empresas se fundieron en el 2001, nos olvidamos las cuentas impagables que quedaron como consecuencia de la crisis de la moneda. Nos olvidamos la gigantesca tasa de desocupación del país, de las rebajas salariales, pero ni se abría la boca, porque el que tenía un trabajo se sentía seguro frente a los miles que no lo tenían. Nos olvidamos que nuestro endeudamiento exterior superaba todo el PBI, nos olvidamos que estábamos acogotados por deudas, nos olvidamos que hubo que hacer un corralito para defender el BROU, que estaba fundido. Nos olvidamos como si esos fenómenos se hubieran superado por el juego ciego de la economía, como si la economía ciega arreglara todas las cosas, y no tenemos en cuenta que en pocos años saltaron de la pobreza 850.000 personas. Hay 850.000 pobres menos que hace 10 años. Que la indigencia ha caído en picada, que estamos golpeando con la parte más dura, con la que lleva generaciones marginada", enumeró el presidente.
Para Mujica "eso no ha sido resuelto por obra espontánea de la economía, sino por la actitud deliberada de la política de la redistribución. La economía puede crecer, pero la economía ciega tiende a concentrar. No todo es consecuencia de la marca de la economía, que claro que ha producido medios, pero éstos se podrían haber seguido concentrando".
"Todavía pagamos las consecuencia sociales del 2001, porque cuando miles de personas se quedan sin trabajo se tugurizan. Obviamente, en esas condiciones su peripecia social no es fácil de redimir. En ese momento cundió la pasta base como una flor venenosa de la miseria, cuando el tráfico de drogas descubrió que había un excedente con el que hacer una materia barata para envenenar a los pobres con todas las consecuencias que tiene hasta hoy. Pero de esto nos olvidamos permanentemente", remarcó.
Políticas sociales y oposición
Mujica criticó que la voluntad de ayudar a los más débiles esté cuestionada por gente de la oposición y también por parte de la clase media "con un componente de razón que no acompañamos pero entendemos, porque esa gente de clase media puede pensar que les cobramos impuestos y luego le damos a otros".
"Pero hay que elevar ese fondo, y en lugar de criticarnos por eso, hay que criticarnos para lograr que la ayuda social llegue mejor y genere contrapartidas. Esa es la parte que hay que enfrentar pero no bajar el concepto de ayuda social porque no somos una sociedad de perros rabiosos peleando por el hueso. Somos humanidad y nos tenemos que preocupar por los más débiles. La sociedad es una. Estas son cuestiones de principios. Criticame lo que quieras porque de pronto distribuimos mal o no pedimos muchas contrapartidas, pero no puedo conciliar que Primaria no nos mande la lista de la gente que va a la escuela y recibe asignaciones sociales especiales por su condición social. No puede ser que no resolvamos es tema burocrático", criticó.
Según el mandatario, "estas son las cosas con derecho a criticarnos pero no que no gastemos en ayuda social, ese es el tema de fondo". "Si asumimos una actitud negativa, en este corso opositor hay gente digna pero gente que nunca pasó ninguna necesidad, ha vivido eternamente bajo los privilegios de tal o cual condición social. Miran la pobreza como a través de la vidriera, analizan a distancia el asunto, ni siquiera se juntan con la pobreza. Tienen mal olor, están mal vestidos, etcétera. Entonces tienen una visión de la ayuda social francamente clasista y se asustan por las carencias, por el pequeño bandidismo que se puede generar en las sociedades marginadas, todas esas cosas, como si en la sociedad de altura no hubiera bandidismo", reflexionó, en torno a las críticas al asistencialismo.
"Y dicen que hay que enseñar a pescar pero no regalar el pescado, frase conocida y bonita y dicha tal vez con buena intención, pero cuando se lleva como razonamiento al extremo hay que recordar la respuesta del padre Cacho: ¿de qué hablan de enseñar a pescar si les robamos la caña, el anzuelo y el pescado?", agregó.
Se debe mantener el gasto social, manifestó Mujica. "Dados los cambios evidentes que ha habido en la economía, con un conjunto de respuestas positivas, hay que mantener el gasto pero hay que apretar en las contrapartidas. ¿Por qué? Por el respeto que merecen los recursos públicos", aseguró, criticando a la mayoría de burócratas que viajan al exterior y se olvidan de rendir cuentas cuando regresan. "No me vengan a criticar entonces las debilidades de los más débiles. Hay que tener una ética pública de carácter global. La solidaridad es parte de la convivencia, es la expresión de nuestra estatura gregaria y social y es el pacto colectivo que constituye el nosotros en una sociedad. Primero hay que acordarse de los más débiles, sin poetizar", concluyó.

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