El salario real, pilar del reparto social, se multiplicó 3,5 veces en estos nueve años
La economía creció en los últimos nueve años en Uruguay y, a la vez, se distribuyó riqueza, “apuntando a recrear un país de clase media, de reparto y convivible”, dijo el Presidente José Mujica. En este lapso el salario real se multiplicó por 3,5, con mayor énfasis en el mundo del trabajo rural y doméstico, se crearon 300.000 empleos y se impulsó la formalización con 600.000 nuevos cotizantes a la seguridad social.
“El primer instrumento de reparto que hay en una sociedad es el salario y eso nunca hay que olvidarlo”, expresó Mujica en referencia al crecimiento económico y al adecuado reparto social de la riqueza.
En su audición por la radio M24, el mandatario recordó que tres de cada cuatro uruguayos son asalariados y que hay al menos 400.000 jubilados que tienen ingresos que aumentan en concordancia con los salarios de los activos.
Mujica llamó a tener memoria y repasó que, entre 1974 y 1981, la economía creció 38 % y sin embargo, el valor real de los salarios y las jubilaciones se redujeron 50 %. “No alcanza con que la economía crezca, hay que repartir y la historia del Uruguay enseña que muchas veces la economía creció pero el reparto fue al revés”, enfatizó.
En los primeros años del gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995) la economía creció de modo importante, pero con los salarios desde el punto de vista real pasó lo contrario, insistió.
En cambio, en estos últimos nueve años el salario real se multiplicó tres veces y media, en consonancia con la expansión económica.
“La característica fundamental de los gobiernos del Frente Amplio es que la economía crece y, a su vez, se distribuye riqueza. Ello apunta a recrear un país de clase media, de reparto, convivible, que encaja con las mejores tradiciones históricas del Uruguay”, puntualizó.
“Todo lo demás tiene importancia, pero el salario es el instrumento más importante de reparto que tiene una sociedad”, resaltó.
Explicó que los sueldos más sumergidos aumentaron más en estos dos gobiernos, aunque no sea suficiente. “Siempre tenemos que tener en cuenta de dónde venimos, porque el único animal capaz de tropezar más de una vez con la misma piedra es el hombre”, apuntó.
“El precio más grande que pagó el pueblo uruguayo en dictadura fue la caída abismal del valor promedio del salario. En estos 10 años pasó exactamente lo contrario”, dijo Mujica, quien hizo énfasis en la mejora de la situación de los peones rurales y las empleadas domésticas, así como de los docentes grado 1, además de los trabajadores de los supermercados y de la salud.
En este contexto se incrementó la cantidad de puestos de trabajo en 300.000, y el Estado “presionó” para lograr una mayor formalización del trabajo, con el resultado de 600.000 nuevos cotizantes a la seguridad social. Agregó que esto ocurre porque “hay voluntad política para que se cumplan las leyes y se aprieta”.
El mandatario reconoció que a nadie le gusta pagar impuestos, pero entiende que, si en una sociedad “no se aprieta” y no se pagan impuestos, no se puede hacer frente a una multitud de gastos necesarios para poder convivir.
Reparto por justicia e inteligencia social
El Presidente Mujica recordó que cuando la oposición fue gobierno “archivó los Consejos de Salarios” y ahora, como está la evidencia de lo que pasó con esa herramienta, dice que si llega al gobierno “los mantendrá, pero que colocará al Estado en el medio”.
Acusan a este Gobierno de "falta de neutralidad, que tiene cierta propensión a defender a los más débiles… ahí está el nudo gordiano de la discusión política”, relató.
“Nos acusan de favorecer a los débiles. Si el Estado no aprieta, la riqueza se concentra, por eso debe intervenir, para propiciar el reparto, si no la economía podrá crecer, pero con una sociedad cada vez más polarizada y así se hace inconvivible”.
Mujica entiende que la política del reparto no es solo una cuestión de justicia social, sino de inteligencia social. Si cayó verticalmente la pobreza y la indigencia en los gobiernos del Frente Amplio, la propuesta tiene que ser la de eliminarlas. “Pero si el Estado se hace el distraído, no se cumplirá, porque eso no lo resuelve la economía ciega”.
De todas formas, reconoció que existen límites, porque no se puede repartir lo que no existe. Por eso tampoco se debe frenar la voluntad de invertir, pues “es la semilla del mañana”.
El mandatario llamó a no confundir "gordura con hinchazón". “Hay gente que quiere tener un mundo abierto y generoso, pero no. A veces se pone énfasis en obligar a repartir, pero quienes te dicen eso no quieren repartir la suya, son puro verso”, reflexionó.
“Estas cosas, que tienen que ver con el salario y la distribución del ingreso, con la existencia del empleo, con el cumplimiento, con el reconocimiento a olvidados como trabajadores rurales y domesticas, son formas duras de obligar al reparto social que van a favor de la estabilidad de la sociedad”, indicó.
“La formalización del trabajo en algunos aspectos aumenta ciertos costos empresariales, pero nos compramos la paz y la tranquilidad del futuro. No pueden caminar la sociedades que creen que el privilegio de subir es para pocos y que muchos queden a lo largo del camino”, agregó.
Formación para crecer
En otro tramo de la audición radial, el Presidente aseguró que la enseñanza es parte de la forma de reparto y, en este sentido, se refirió a su proyecto de posicionar mejor a la UTU en todo el país, aumentando su autonomía y descentralización. Dijo que no lo entendieron, quizás porque no se supo explicar, pero aseguró que continuará luchando por conseguirlo.
“Quisimos la expansión de la actividad de UTU muy regionalizada, fuerte e independiente para que fuera evolucionando a la construcción de universidades tecnológicas, porque el mundo del trabajo cambia aceleradamente. Hay que reciclarse. La actividad de estudiar no es para una etapa de la vida, es casi permanente y será cada vez más decisiva”.
Insistió en que el futuro del mundo va para ahí, por lo que Uruguay deberá dar batalla para tener la base de un pueblo trabajador prácticamente con nivel universitario.
En ese sentido, reiteró el “salto formidable” que dio la enseñanza universitaria, con la creación de nuevas carreras, muchas en el interior del país, con un incremento en la matrícula y en la cantidad de egresados.
Felicitó la labor de las autoridades de la Universidad de la República, aunque agregó que con eso no alcanza, pues la formación terciaria pasa a ser una cuestión permanente y cotidiana.
“No es hacer más de lo mismo, es hacer cosas distintas con criterios distintos. Pero nada será posible si la economía y el reparto no funcionan, habrá que multiplicar la capacidad de generar valor de nuestra gente y para ello hay que masificar la enseñanza en todos sus grados, particularmente la enseñanza terciaria y útil en el interior del país”, sostuvo.
“Uruguay debe dar un salto con el interior o no lo dará”, sentenció.
En su audición por la radio M24, el mandatario recordó que tres de cada cuatro uruguayos son asalariados y que hay al menos 400.000 jubilados que tienen ingresos que aumentan en concordancia con los salarios de los activos.
Mujica llamó a tener memoria y repasó que, entre 1974 y 1981, la economía creció 38 % y sin embargo, el valor real de los salarios y las jubilaciones se redujeron 50 %. “No alcanza con que la economía crezca, hay que repartir y la historia del Uruguay enseña que muchas veces la economía creció pero el reparto fue al revés”, enfatizó.
En los primeros años del gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995) la economía creció de modo importante, pero con los salarios desde el punto de vista real pasó lo contrario, insistió.
En cambio, en estos últimos nueve años el salario real se multiplicó tres veces y media, en consonancia con la expansión económica.
“La característica fundamental de los gobiernos del Frente Amplio es que la economía crece y, a su vez, se distribuye riqueza. Ello apunta a recrear un país de clase media, de reparto, convivible, que encaja con las mejores tradiciones históricas del Uruguay”, puntualizó.
“Todo lo demás tiene importancia, pero el salario es el instrumento más importante de reparto que tiene una sociedad”, resaltó.
Explicó que los sueldos más sumergidos aumentaron más en estos dos gobiernos, aunque no sea suficiente. “Siempre tenemos que tener en cuenta de dónde venimos, porque el único animal capaz de tropezar más de una vez con la misma piedra es el hombre”, apuntó.
“El precio más grande que pagó el pueblo uruguayo en dictadura fue la caída abismal del valor promedio del salario. En estos 10 años pasó exactamente lo contrario”, dijo Mujica, quien hizo énfasis en la mejora de la situación de los peones rurales y las empleadas domésticas, así como de los docentes grado 1, además de los trabajadores de los supermercados y de la salud.
En este contexto se incrementó la cantidad de puestos de trabajo en 300.000, y el Estado “presionó” para lograr una mayor formalización del trabajo, con el resultado de 600.000 nuevos cotizantes a la seguridad social. Agregó que esto ocurre porque “hay voluntad política para que se cumplan las leyes y se aprieta”.
El mandatario reconoció que a nadie le gusta pagar impuestos, pero entiende que, si en una sociedad “no se aprieta” y no se pagan impuestos, no se puede hacer frente a una multitud de gastos necesarios para poder convivir.
Reparto por justicia e inteligencia social
El Presidente Mujica recordó que cuando la oposición fue gobierno “archivó los Consejos de Salarios” y ahora, como está la evidencia de lo que pasó con esa herramienta, dice que si llega al gobierno “los mantendrá, pero que colocará al Estado en el medio”.
Acusan a este Gobierno de "falta de neutralidad, que tiene cierta propensión a defender a los más débiles… ahí está el nudo gordiano de la discusión política”, relató.
“Nos acusan de favorecer a los débiles. Si el Estado no aprieta, la riqueza se concentra, por eso debe intervenir, para propiciar el reparto, si no la economía podrá crecer, pero con una sociedad cada vez más polarizada y así se hace inconvivible”.
Mujica entiende que la política del reparto no es solo una cuestión de justicia social, sino de inteligencia social. Si cayó verticalmente la pobreza y la indigencia en los gobiernos del Frente Amplio, la propuesta tiene que ser la de eliminarlas. “Pero si el Estado se hace el distraído, no se cumplirá, porque eso no lo resuelve la economía ciega”.
De todas formas, reconoció que existen límites, porque no se puede repartir lo que no existe. Por eso tampoco se debe frenar la voluntad de invertir, pues “es la semilla del mañana”.
El mandatario llamó a no confundir "gordura con hinchazón". “Hay gente que quiere tener un mundo abierto y generoso, pero no. A veces se pone énfasis en obligar a repartir, pero quienes te dicen eso no quieren repartir la suya, son puro verso”, reflexionó.
“Estas cosas, que tienen que ver con el salario y la distribución del ingreso, con la existencia del empleo, con el cumplimiento, con el reconocimiento a olvidados como trabajadores rurales y domesticas, son formas duras de obligar al reparto social que van a favor de la estabilidad de la sociedad”, indicó.
“La formalización del trabajo en algunos aspectos aumenta ciertos costos empresariales, pero nos compramos la paz y la tranquilidad del futuro. No pueden caminar la sociedades que creen que el privilegio de subir es para pocos y que muchos queden a lo largo del camino”, agregó.
Formación para crecer
En otro tramo de la audición radial, el Presidente aseguró que la enseñanza es parte de la forma de reparto y, en este sentido, se refirió a su proyecto de posicionar mejor a la UTU en todo el país, aumentando su autonomía y descentralización. Dijo que no lo entendieron, quizás porque no se supo explicar, pero aseguró que continuará luchando por conseguirlo.
“Quisimos la expansión de la actividad de UTU muy regionalizada, fuerte e independiente para que fuera evolucionando a la construcción de universidades tecnológicas, porque el mundo del trabajo cambia aceleradamente. Hay que reciclarse. La actividad de estudiar no es para una etapa de la vida, es casi permanente y será cada vez más decisiva”.
Insistió en que el futuro del mundo va para ahí, por lo que Uruguay deberá dar batalla para tener la base de un pueblo trabajador prácticamente con nivel universitario.
En ese sentido, reiteró el “salto formidable” que dio la enseñanza universitaria, con la creación de nuevas carreras, muchas en el interior del país, con un incremento en la matrícula y en la cantidad de egresados.
Felicitó la labor de las autoridades de la Universidad de la República, aunque agregó que con eso no alcanza, pues la formación terciaria pasa a ser una cuestión permanente y cotidiana.
“No es hacer más de lo mismo, es hacer cosas distintas con criterios distintos. Pero nada será posible si la economía y el reparto no funcionan, habrá que multiplicar la capacidad de generar valor de nuestra gente y para ello hay que masificar la enseñanza en todos sus grados, particularmente la enseñanza terciaria y útil en el interior del país”, sostuvo.
“Uruguay debe dar un salto con el interior o no lo dará”, sentenció.
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